Hipertensión arterial
Hipertensión (HTA) o Presión Alta, refiere al hecho de circulación de la sangre por las arterias a una presión mayor que la deseable para la salud.
La hipertensión Arterial no solamente es un valor elevado de cifras de presión sino que constituye una verdadera enfermedad que es padecida por aproximadamente el 27% de la población. Una tensión arterial tomada en reposo y sentado, al menos en tres días diferentes, igual o superior a 140 milímetros de mercurio la sistólica (14 de alta, en el lenguaje popular) o igual o superior a 90 milímetros de mercurio la diastólica (9 de baja, en el lenguaje popular) se considera Hipertensión Arterial.
Síntomas de la Hipertensión Arterial
En algunos casos, puede haber mareos, sangrado por la nariz, o dolores de cabeza, pero no necesariamente. La mayoría de los afectados no tienen síntomas.
Eso no quiere decir que no sea peligrosa, es más, eso justamente es lo que la hace peligrosa, porque al no tener manifestaciones sintomáticas, se ignora su presencia y por tanto no se diagnóstica ni se trata, con la consecuencia fatal de estos hechos, ya que gran parte de las muertes que se producen cada año, lo son resultado directo de la hipertensión o de sus complicaciones sobre el sistema cerebral, cardiovascular o renal.
Presión Arterial Normal
Una Presión Arterial típicamente normal es 120/80 milímetros de Mercurio (mm Hg). Esto significa que el corazón ejerce una presión máxima de 120 mm Hg. durante la fase de contracción, y que el corazón en reposo, en fase de llenado, tiene una presión de 80 mm Hg.
Consejos para personas con hipertensión
- Monitorear su presión regularmente, sin obsesionarse, procurando que esta revisión sea siempre a la misma hora y en condiciones semejantes. Es muy útil aprender a medir la tensión o contar con alguien que ayude.
- Practicar una rutina de ejercicio adecuada a la edad, ya que esta actividad favorece la buena circulación sanguínea, ayuda a lograr oxigenación adecuada y eliminación de grasas, además de que fortalece al corazón.
- Eliminar hábitos dañinos asociados con el padecimiento, como consumo de alcohol y tabaco, pues son estimulantes que aceleran el ritmo cardiaco y favorecen la hipertensión.
- Disminuir el consumo de sal cuando el médico lo aconseje; esto se debe a que grandes dosis de sodio ocasionan retención de agua, por lo que aumenta el volumen de sangre y la fuerza con que el corazón debe bombearla, ocasionando presión arterial alta.
- Modificar hábitos alimenticios: se incrementará el consumo de legumbres (ricas en potasio, calcio y magnesio, que son minerales que facilitan la eliminación de sodio) y alimentos ricos en fibra, como frutas con cáscara (favorecen la eliminación de colesterol antes de entrar al torrente sanguíneo), en tanto que se reducirá el consumo de carnes rojas, ricas en grasas saturadas, y se sustituirá por carnes blancas, sobre todo pescado; también se erradicarán alimentos ricos en colesterol, como vísceras y huevo.
- Perder peso, ya que incluso las reducciones modestas son benéficas para disminuir los niveles de colesterol y sentirse mejor en términos generales. Se evitará alimentación copiosa y se limitará el aporte de hidratos de carbono (postres, pastas, pan) y grasa.
- Regular tensión y estrés, ya que ambos son causas de hipertensión; se debe procurar una vida tranquila para controlarse mejor y, de ser necesario, se recurrirá a estrategias o rutinas de relajación: acostado o sentado, se respirará profundamente 3 ó 5 veces, y se relajarán en forma paulatina piernas, tronco, brazos, cabeza y cuello, pensando en un color que ayude a tranquilizarse (casi siempre verde o azul).
- Tomar puntualmente las medicinas que el médico recete, siguiendo estrictamente los horarios y dosis indicadas; nunca se abandonará el tratamiento (aunque los valores al tomar la presión hayan vuelto a la normalidad), salvo orden del especialista.
- Determinar con exactitud los niveles reales de colesterol en sangre, a través de exámenes de laboratorio interpretados por el médico. El exceso de grasa disminuye la capacidad de elasticidad de los vasos y propicia mayor fuerza de contracción del corazón.
- Acudir periódicamente al médico familiar para que éste siga la evolución del padecimiento, a la vez que aclarará dudas y proporcionará nueva información de interés. Durante la visita, el paciente informará sobre cualquier circunstancia extraña que pudiera aparecer a lo largo del tratamiento.
Como puede observarse, se trata de medidas sencillas que, de realizarse de manera sostenida, lograrán cumplir satisfactoriamente con su objetivo en poco tiempo, y permitirán llevar a cabo una vida normal. Las personas con hipertensión, salvo algunas excepciones, no tienen que restringir sus actividades si llevan un buen control.